lunes, 5 de febrero de 2024

PRELUDIO

 


PRELUDIO

    Si alguna vez nos preguntaran qué somos, independientemente de lo que creemos no formar parte, responderíamos tal vez y vuelapluma: “exactamente esto que somos y no otra cosa”.

    Y aunque dicha respuesta facilita y resuelve sobradamente el día a día, al igual que las Leyes de Newton hacen innecesaria la Teoría de la Relatividad en el 99% de los casos, observaremos indagando un poco que no hay límite definido entre la corporalidad propia y el entorno circundante y además la actividad mental que desarrollamos, con su bagaje de recuerdos, razonamientos y reacciones voluntarias e involuntarias, depende directa e intrínsecamente de ese medio externo, sin el cual careceríamos de la consciencia necesaria para reelaborar continuamente al humano que presumimos constituir.

        No se trata solamente de averiguar qué partes del cuerpo pueden añadirse o suprimirse para seguir teniendo entidad autónoma y diferenciada, sino qué sensaciones y recuerdos de los que experimentamos a lo largo de la vida, podríamos excluir o añadir, sin dejar de constituir el mismo Yo que creemos ser.

        Entre las opiniones antropológicas y filosóficas que puedan aportarse a la discusión, me adscribo a las que definen el ser humano como cúmulo exclusivo de circunstancias que desarrollan evolutivamente una Consciencia capaz de recaer sobre sí misma y elaboran criterios unificadores sobre su ser y su entorno. Esos criterios unificadores son lo que el ser humano denomina Realidad.

        La Realidad es pues un “constructo” de la Consciencia a la que ésta llega mediante la experiencia y la adecuación al medio, en el cual el ser humano inventa el Yo, para sobrevivir.

        Quiero decir con esto que el Yo es una invención necesaria sin la cual la locura o la dejación de nuestras acciones de preservación nos llevarían a la destrucción de la identidad, pero siempre producto de un deseo más que de una constatación imparcial, neutra y desinteresada.


REALIDAD Y VERDAD

        Sería bueno, antes de continuar con esta difuminación del Yo respecto de la Circunstancia, dejar claro qué es la Verdad y cuales son sus diferencias fundamentales con respecto a lo que pueda ser la Realidad.

        Entiendo que algo puede adquirir el atributo de verdadero, sea un hecho o un aserto, cuando es capaz de mantenerse constante en sus test de prueba, es decir, cuando es capaz de comportarse siempre del mismo modo sometido a los mismos condicionantes.

        Diferenciaría entre Verdad tautológica: “Lo blanco es blanco”, Verdad psíquica: Cualquier silogismo y Verdad física: Aquellas formas energéticas que constituyen el Cosmos y sus correspondientes transformaciones, así como las fluctuaciones cuánticas que interconexionan el vacío con dicha energía.

        Por otra parte, a algo se le puede asignar el atributo de Real, cuando posee una lógica común humana, ajustada a las capacidades que los sentidos poseen.

        Por ejemplo, el hecho de que un tomate sea rojo es algo real, ya que lo dice esa lógica común humana y eso nos vale en la mayoría de los casos, pero no es una verdad absoluta porque tiene el condicionante importante de ser algo relativo a la capacidad visual del ser humano, a las longitudes de onda que gestionan su visión y a que no todos los conos y bastones que constituyen dicho ojo, responden sensorialmente del mismo modo a los estímulos luminosos.

        Resumiendo: La Verdad es y debe ser absoluta, para seguir manteniendo la categoría de sumamente fiable, mientras que la Realidad es relativa y sirve para la vida cotidiana en un amplio número de casos, pero no en otros sumamente importantes.


EL POBRE YO

        Dicho lo dicho, podremos entender que si el Yo es una construcción de la Consciencia al recaer sobre sí, algo también llamado Autoconsciencia, y la Autoconsciencia es imprescindible pero no habilidosa en enfrentarse al mundo verdadero sino al mundo real y por lo tanto al mundo relativo y a sus intereses prácticos, el Yo carecerá de Verdad absoluta por mucho que sin él nos sintamos perdidos en amalgama de inseguridades.

        Alguien piensa, es cierto, alguien razona, ya lo dijo Descartes, pero ese alguien, esa entidad, no corresponde con exactitud a los atributos que le solemos asignar.

        Bajo cierto punto de vista, ese alguien es un ser humano definido, bajo otro punto de vista es un grupo de millones de células que se han puesto, holísticamente, de acuerdo en su supervivencia y que mueren a diario y son sustituidas por otras, para mantener dicha supervivencia global.

        Bajo otro punto más, ese Yo no deja de ser mero componente de una muchedumbre humana que actúa conjuntamente como cierto Yo gigante y esta muchedumbre a su vez no deja de ser un elemento diminuto de Gaia y Gaia un elemento diminuto de un Universo al cual le importan muy poco sus componentes menores, lo mismo que le trae al fresco su misma constitución y destino.

        Recordemos el símil–posibilidad de estar el Universo entero, inmerso en una gota de agua de un grifo indescriptible y cayendo al sumidero de un lavabo de otro Universo súper mega enorme.

        Es por eso que el Yo que conocemos, el que tanto me atañe, ocupa y preocupa, no existe sino como necesidad intrínseca referida únicamente a este tiempo y a estos tamaños en los que nuestra consciencia se desarrolla.

        De estas conclusiones en que la mera Circunstancia, con su azar, leyes naturales y direcciones de actuación (dictadas por la casualidad o por una fuerza ordenadora, que conoce o no las consecuencias de sus decisiones), alcanza la categoría de única verdad absoluta disponible, deduciremos que el Yo debe estar dispuesto a alargarse y a encogerse, a integrarse en el entorno y a desprenderse de sí para alcanzar una mayor conciencia universal de todo aquello que constituye sus atributos. Pierde forma, desdibuja sus límites, pero a la vez que se disipa, se enriquece y está más preparado tanto para desaparecer en su momento, como para ser capaz de alcanzar estados superiores de espiritualidad en este mundo.

LO QUE SEA QUE ES ESE ALGUIEN

        Llega el momento, pues, de reconsiderar la pregunta inicial y tratar de obtener posibles respuestas. El momento de entender qué grado de implicación posee todo aquello que en principio no somos, respecto a lo que hemos creído ser y qué papel juegan estas consideraciones en la evaluación de nuestra propia entidad.

        Si abrimos una ventana y observamos un paisaje, supongamos, primaveral, con árboles comenzando a florecer y al fondo una sierra nevada resplandeciendo bajo el sol, no cabrá pensar que ese medio externo constituya ninguna parte propia, ni fisiológica ni sicológicamente.

        Sin embargo al ser impregnada nuestra consciencia por las sensaciones que los sentidos le aportan, pronto advertiremos que verdaderamente y no en sentido figurado, ya no somos “los mismos” que antes de asomarnos a tal ventana.

        En cualquier razonamiento posterior a esa experiencia, habrá ligeras diferencias anímicas entre quien suponíamos ser y quien ahora seamos.

        Igual ocurrirá si observamos un accidente, sufrimos un desengaño, o alguien nos alaba o critica, -comentando formas de ser y actuar que ellos observan, pero en las cuales nosotros no habíamos reparado-.

        Notaremos, entonces, que cambia sustancialmente nuestra entidad, nuestro concepto de nosotros mismos y por tanto cambiaremos nosotros.

        No seremos lo mismo, desnudos y abandonados a un terreno hostil, que vestidos y auxiliados de teléfono, ordenador o herramientas diversas que nos permitan interactuar con el exterior.

    Esas prolongaciones artificiales pasan a ser inadvertidamente parte específica de nuestra corporalidad.

        Sé, sin embargo, por mi reticencia a dejar de ser “el mismo”, experimentada a lo largo de los años, que es más fácil ver en nosotros un Yo indisoluble, que llegó y se irá de este mundo manteniendo unos estándares de uniformidad inconfundibles, que observar cómo casi ningún día de nuestra vida hemos sido la misma cosa y no solamente no conservamos en el cuerpo ninguna de las células que nos constituyeron inicialmente, sino que ninguna de nuestras actitudes cognitivas y procedimentales se han mantenido constantes para poder demostrar que somos algo diferente de una constatación de recuerdos.

        Esa estructura mental recordadora de experiencias, que proyecta planes futuros, no resulta ser un ente universal verdadero, sino más bien un estado transitorio de límites indefinidos y cambiantes a lo largo del tiempo.

LO QUE VIENE

       Llega el momento, pues, de considerar nuevas actitudes y comportamientos respecto al medio ajeno, que ahora pasa a completar el espectro sensitivo y corporal que nos identifica.

        Ya no serán únicamente la caridad o la empatía los agentes encargados de tratar al prójimo de forma altruista y solidaria, con la finalidad de sentirnos mejores y más felices, sino la conciencia de estar interactuando con parte de nosotros ahí afuera.

        Si un bosque se quema, ese hecho no sólo perjudica el futuro de la humanidad, sino que quema algo propio e íntimo, algo mío, como extensión que es ese bosque de mi corporalidad y sensaciones personales.                                           (CONTINUARÁ)

lunes, 17 de octubre de 2022

PRESENTECIÓN EN SEGOVIA DE EL IR DE NANSEN

 PRESENTECIÓN EN SEGOVIA DE EL IR DE NANSEN (Ed. Los Libros del Mississippi)

En la Biblioteca Pública de Segovia (14/10/22)

Mi agradecimiento al poeta Luis Llorente que acompañó el acto y presentó el poemario.




Crónica de Jesús Cárdenas en Culturamas.

Norberto García Hernanz nos presenta su séptimo poemario titulado El ir de Nansen (Los Libros del Mississippi), en una clara incursión dentro del mundo de la aventura y la exploración.

Pero no es mero pasatiempo descriptivo de ese acontecimiento real que fue el intento de llegar por primera vez el noruego Fridtjof Nansen, con otros once paisanos, al Polo Norte, sino viaje introspectivo donde el autor pone en boca de Nansen, consideraciones sobre la importancia de ir a los lugares y avanzar en la vida sin importar en exceso el regreso y relativizando también la importancia de la consecución de los objetivos.

La idea de Nansen, que Norberto García Hernanz hace propia, es la de convertir los aparentes fracasos, en éxitos de valor preeminente, como son: la supervivencia, la solidaridad o la satisfacción de celebrar cada instante como único, en el trayecto que la vida nos permite visitar.

El poema necesita de un temblor o de un seísmo. El sujeto va en busca de un deslumbramiento, de una revelación que, tal vez, soporte lo doméstico, la pesada rutina de la realidad. Así podría también entenderse este desdoblamiento del sujeto poético con el fin de que los lectores seamos sus confidentes, sus compañeros de viaje. De este modo se nos muestra en el poema «Viajes»: «Muévete cuanto antes / en cualquier dirección, amigo, / porque sin eventos las cosas se desvanecen».

De eso fue capaz de darse cuenta Nansen según la idea del autor del poemario y eso le permitió no solamente ser un viajero feliz a pesar de todas las contrariedades padecidas sino, a lo largo de su vida, merecer reconocimientos como el premio Nobel de la Paz en 1922, hecho del que ahora se celebran los cien años.

La propia experiencia posee los ingredientes de los sentidos pero el juego interior termina deslizándose imágenes inesperadas. En el discurso poético de García Hernanz no hay miedo a la derrota, porque ya viene derrotado el poeta. El hecho de aceptar que la poesía es una derrota preconcebida puede hallarse en autores tan lejanos como Juan Gelman, Ángel González o Walt Whitman. Sobre la necesidad de la derrota hablaba la genial Guadalupe Grande. En el poema «Singladura» lo hace Norberto: «Cada vez que leves anclas, por eso, / verás tatuado el perdón en tu frente / y en los labios temblorosos el derecho a la derrota».

Del estilo de García Herranz puede afirmarse que, con respecto libros anteriores como Indefensa certidumbreNuevos mapas interioresSÉ – Itinerario de una despedidaDe esta viva realidad…, va aumentando un deseo por dejar el poema contenido, breve, sugerente, con todas sus aristas visibles. Los versos nos ofrecen la claridad. También profundidad, un espacio mágico donde se conjuga realidad e ilusión. Esa sensación de calma y sosiego es lograda después de la depuración pertinente. Los versos de esta última entrega lírica nos invitan a la reflexión, e igualmente a perseguir la vida, a seguir dando pasos, equivocados o no, nuestros al cabo. Poesía confidente, cercana y comunicativa. Lo intuimos en «Voluntad»: «Lo que los días de mi requieren / que, amigo del existir, ofrezco». Búsqueda, claridad y hondura son cualidades presentes en la poesía de nuestro poeta, que nos recuerdan versos de Claudio Rodríguez o José Agustín Goytisolo, entre otros.

Según el propio autor, este poemario, fue elaborándose lentamente, con la inspiración de este viaje fantástico y de esta vida singular, pero también debe parte de su concreción a otros dos poemarios previos que, siendo considerablemente distintos, tienen el nexo común de la aventura y la exploración y a cuyos autores Norberto conoce. Uno es El reloj de Mallory de Daviz Hernandez Sevillano y otro Los perros de Shackleton de Ben Clark, a quien Norberto agradece sobremanera haya tenido a bien prologar el poemario que aquí presentamos.

Deseamos mucho éxito a esta aventura literaria de El ir de Nansen y que sea leído y acogido por el público como merece el empeño y esfuerzo que ha realizado el autor para que llegue a sus manos.

 

miércoles, 12 de octubre de 2022

NOVEDAD: "EL IR DE NANSEN"

 El 14 de octubre se presenta en Segovia mi nuevo poemario: "El ir de Nansen". Posteriormente haré presentaciones en Alcalá de Henares el 28 de octubre, en San Lorenzo de El Escorial el 5 de noviembre, en Madrid el 30 de noviembre y en Valladolid el 7 de diciembre.

Aquí dejo los comentarios que Jesús Cárdenas ha tenido a bien hacer en Culturamas. Gracias.



miércoles, 14 de abril de 2021

Presentación de "De esta viva realidad"

 "De esta viva realidad" se ha presentado en la Biblioteca Pública de Segovia. El acto ha sido presentado por Clemente Oria, al que agradezco enormemente sus palabras y por Antonio Benicio Huerga director de la editorial Los libros del Mississippi.

Este poemario pretende aclarar la confusión existente en la vida diaria, entre la realidad, como acuerdo al que pretendemos llegar los humanos (con el fin de avanzar  en la existencia y evitar quizá la locura que produciría la verdad descarnada) y la verdad intrínsica de la consistencia, que poco tiene que ver con la realidad apuntada. No es la realidad pues, una opción subjetiva de un sólo individuo, sino un acuerdo cultural colectivo que nos permite navegar por la vida con cierto rumbo y coordenadas. Pero es erróneo pensar que lo que hay ahí es la apariencia que los sentidos y los sentimientos nos dan a entender.

El poemario está estructurado en seis apartados: Tiempo, Lugar, Ciencia, Cuerpo, Ánima y Confín, que en cada caso describen un aspecto de esta viva realidad, que el autor trata de desmenuzar.


En la búsqueda continuada de claves poéticas que den acceso a una mejor comprensión del fenómeno vital (desarrollada en poemarios previos por Norberto García Hernanz), “De esta viva realidad” viene ahora a ofrecernos la oportunidad de asistir al proceso concluyente en que una “Poesía del todo” o, como el autor también la llama coloquialmente, “Poesía del runrún” se atreve a redefinir la realidad.

Y lo hace lúdicamente, con sentido de trascendencia pero a la vez aceptando la broma del estar aquí sin previo aviso, en una línea ideológica que mezcla escrupulosamente dosis de escepticismo, idealismo, realismo y fenomenología, diferenciando drásticamente la verdad absoluta, aquí despojada de su utilidad práctica, de la viva realidad, que a través de nuestras interpretaciones subjetivas del día a día, llega a consensos objetivos, lo intenta, alcanzando cierta forma estable y hasta feliz de ver la vida y aceptarla.

La pretensión del autor es que cada lector haga suyo el mensaje optimista y valiente que se pretende transmitir: “Es mejor ponerte a los mandos, que permitir que alguien te conduzca.”, sobre todo en el caso de este vehículo extraordinario que es la vida, difícil de manejar, y en el que constantemente nos desplazamos.



sábado, 31 de octubre de 2020

Ellos hablan por sí solos

 

“SÉ – Itinerario de una despedida” (Ed. Devenir 2019)

 
“Nuevos mapas interiores” (Ed. Juglar) (2018)

“Indefensa certidumbre” (Ed. Lapizcero) (2015)

 “Manual para vacíos” (2010)

Hedoné y la espada” (1999)


viernes, 31 de mayo de 2019

Presentación en Segovia de SÉ-Itinerario de una despedida

Muy contento de esta presentación donde estuve muy bien arropado por Amando Carabias que hizo una detallada descripción de "SÉ - Itinerario de una despedida".

Podéis verla aquí:  Crónica de Amando Carabias.


También conté con la ayuda de Luis Besa, periodista y escritor catalán que leyó en ambas lenguas (castellano y catalán) algunos poemas. Cristina Castán actriz y cantante lírica declamó los poemas que yo escribí al final del poemario como si fuera mi propia madre la que desde su paraiso los pronunciara.
Fue un acto entrañable y pienso que ameno en el que los segovianos amantes de la poesía pudieron escuchar mis sentimientos respecto de cómo afrontar la despedida de un ser querido.


martes, 22 de septiembre de 2015

VOLUNTAS

Nada le es regalado a la voluntad.
El indómito caballo que la habita
se desboca en las dudas
de a donde cabalgar sudoroso.
Querer algo no siempre significa
saber exactamente a qué se aspira
ni por qué caminos conseguirlo.
En el vacío de sombras
que atenaza el futuro,
siempre queda la mañana joven de mañana,
argumentando brotes de esperanza
para quién sabe qué
que sobre todo fulja, consolador.  
Norberto García Hernanz